Pelayo es reconocido como una persona con gran conocimiento de la historia y arqueología de la isla, pero también como una persona generosa siempre dispuesta a compartir sus conocimientos. Esto ha hecho de su salida un momento significativo para todos nosotros, sus compañeros, que extrañaremos su permanente disposición a ayudarnos y a compartir sus conocimientos.

Pelayo ha sido fundamental en el resguardo de la historia de nuestra colección, gracias a su paciente trabajo con el inventario y a su participación en muchas de las investigaciones que les dieron origen. En 1978 Pelayo participó en la restauración de Ahu Nau Nau en Anakena desde donde Sergio Rapu, el entonces director del Mapse y que estaba encargado de las obras, lo reclutó para hacerse cargo de las colecciones. Sin embargo, y ya desde el museo, Pelayo siguió apoyando las distintas investigaciones y restauraciones que se realizaban en la Isla.

Pelayo, siendo un gran lector y dibujante, se destaca además por sus conocimientos y experiencia en lo que se refiere a construcción, realizando el montaje de un sin número de exhibiciones en nuestro museo. Sus habilidades en el área del diseño le permitieron también fabricar varias réplicas de piezas que son parte de nuestra exhibición permanente, trabajo realizado con el objetivo de ilustrar el uso de los artefactos en la antigüedad.

El pasado miércoles 11 de enero se realizó una pequeña ceremonia junto a sus compañeros de labor, ex funcionarios del museo, y miembros de la Secretaría Técnica del Patrimonio y Consejo Asesor de Monumentos Nacionales rapanui, con quienes colaboró profesionalmente estos últimos años. En esta ocasión se le hizo un reconocimiento por su gran trayectoria laboral, momento en que se le hizo entrega de un obsequio encargado a un destacado artesano local, y que representa a las piezas de nuestra colección, las cuales fueron resguardadas por Pelayo durante tantos años.